UNA FARSA DENOMINADA UNIÓN CIVIL PARA HOMOSEXUALES
por Lic. Martha A. Tenorio Azaña
Un tema puesto en boga hoy, es la pretensión de los homosexuales de todo tipo de estamento, en igualar sus aberrantes uniones a la del matrimonio, y digo así “matrimonio” porque no existe otra forma de institución que constituya la base de la familia humana, como es la unión del varón y la mujer para dar como consecuencia de su relación de amor, a los hijos de ambos, a los cuales, la naturaleza sabiamente ha trazado como un sello, poniéndoles rasgos de cada padre en ellos; ratificando lo que las Sagradas Escrituras estableciera milenios atrás que “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. ... ” (Gn. 2,24 ); “y los dos seran una sola carne; por consiguiente, ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe”.(Mc.10,8-10). Una unión profunda, natural y gratamente sorprendente, físicamente expresada en los hijos, pero también espiritualmente, lo que significa, que la pareja por amor, respeto y comprensión deben mirar hacia un mismo horizonte : intelectualmente siempre de acuerdo, al hablar el mismo lenguaje educativo en los hijos, complementarios permanentemente en todas sus acciones, supletorios especialmente cuando uno de ellos mengüe sus ánimos por alguna circunstancia y necesite del otro para sacar adelante el hogar formado.
En todas las culturas, religiones y filosofías aun las ateas, siempre han reconocido en la primera pareja humana, la formada por un varón y una mujer, como la que originó a nuestras sociedades. Es cierto que la homosexualidad ha existido desde tiempos inmemoriales, y seguramente en todos los pueblos; sino recordemos el pasaje bíblico de Sodoma y Gomorra (Gn. 19) donde la gente se había entregado a todo tipo de pasiones, principalmente la homosexualidad; al extremo que quisieron acostarse con los ángeles que habían bajado del cielo y estaban en forma de bellos mancebos visitando a Lot y a su familia a fin de sacarlos de esos lugares. Sin embargo la lujuria de los habitantes, llevó a desearlos sin respeto alguno, porque sus almas tan malignas les impedía reconocer la sobrenaturalidad de los personajes; no obstante Dios había enviado a sus ángeles a fin de destruirlos, pues la conducta de los habitantes de esos pueblos a la mirada de Dios era depravación, totalmente contranatural, eran prevaricadores, y es por eso que el Señor los consumió en un fuego voraz que no dejó nada sobre tierra, cubriéndolo todo el mar, que hoy conocemos como mar Muerto; que coincidentemente no tiene vida porque sus aguas son demasiadas salinas; una forma de recordar la terrorífica historia que encierran profundidades.
La homosexualidad es un grave desorden de la orientación sexual, su causa no es genética, pero sí traumática, debido a las fuertes emociones sufridas por el temperamento de los padres o de personas sumamente ligadas a su entorno, y que lo afectaron tal vez en la etapa pre natal o en los primeros años de nacido. Es importante saber que la personalidad que trae el ser humano es importante en el desencadenamiento de este problema, pues si es de carácter fuerte puede el trauma hacerlo violento pero no homosexual, en cambio a otro sujeto, el mismo trauma sufrido si lo lleve a ser homosexual.
Hace muchos años la OMS lo consideraba enfermedad, pero hace 30 años un grupo de psiquiatras, entre ellos algunos homosexuales, cambiaron este término y lo sacaron de la lista de enfermedades, pero fue por votación y no por convincente conclusión científica, por tanto hay psiquiatras que saben y explican que la homosexualidad si es enfermedad. Entonces se descarta que sea una opción o moda.
Entonces en vez de pensarse en legislar las uniones homosexuales, afirmando una equivocada conducta bajo el pretexto de hacerlo por “el derecho de amarse”, cuando en realidad se trata de asuntos pecuniarios además de dar rienda suelta a las perversiones sexuales; debería el Estado preocuparse por establecer centros de salud psicológica con atención gratuita para ayudarlos a su curación y revertir su situación denigrante. ¡Y es que sí se pueden curar! Lo han demostrado personas, que por su inmensa fe en Cristo se han propuesto cambiar de vida y lo han logrado : se han casado, han formado su hogar y tienen familia, y declaran ellos mismos que no han querido continuar con ese género de vida. Eso tiene una explicación : pues si fue el desamor quien causó un trauma tan fuerte y violento en la persona para que ésta responda con una conducta homosexual, es la convicción en el amor tierno y misericordioso de Jesús, quien ha sido capaz de curar el dolor del trauma y volverlo a la normalidad. Dios no considera pecado su tendencia adquirida sino, el no frenar sus ímpetus cediendo al desenfreno de la sexualidad contranatural.
Entonces, ¿por qué no lo hacen los otros? Ah! es que la mayoría de ellos son ateos o gnósticos, y se aferran a llevar una vida de libertinaje, de placer en el sexo desordenado, sin compromiso, sin genuina lealtad; la cual no es unión de pareja verdadera : no procrea, no une místicamente las almas, es egoísta, en consecuencia, no es amor conyugal, es una ficción. Baste ver la cantidad de parejas homosexuales que no son estables, o si la tienen, es en apariencia, pues la están engañando con otra; son promiscuos. No tienen casi virtudes y solo escasos valores; su conciencia es laxa ¿porqué? pues se trata de una conducta anormal, de un desorden mental; por tanto no pueden actuar como una verdadera pareja debiera hacerlo. Y en caso del matrimonio homosexual, como existe en otros países, con la cual se permite la adopción de hijos ¿cómo van a criar a un niño! ¡qué nefasto!, ¿qué clase de educación podrían darle? La realidad demuestra que los hijos de éstos ya mayores son los primeros opositores de este tipo de uniones. Varios de ellos actualmente están pidiendo que los deroguen en sus países.
Los mismos homosexuales demuestran con su conducta que existe dos géneros : varón y mujer, por eso los varones homosexuales quieren ser o sienten como mujeres y las lesbianas, se conducen o tienen el sentir de los varones. Su inversión sexual no crea otro tipo de género, llegan a los mismos géneros. Conclusión : la situación del homosexual necesita ser solucionada, no con leyes permisivas como paliativos, sino ayudándolos a salir del error producto de su mal que debe ser tratado profesionalmente, pero mejor aún con la ayuda de Dios, el mejor médico del mundo, ayudándolos a que se conviertan, abandonen su conducta sexual lasciva comprendiendo que la sexualidad solamente tiene un fin : la continuación de la especie humana en la unidad de la pareja verdadera : varón y mujer.
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